Y
me siento, con los ojos llenos de lágrimas a recordarlo. A recordar lo que
nunca existió. Y me quedo, con el corazón en la mano, con el corazón chiquitito
pensando en lo que nunca pasó.
¿Por
qué me gustará tanto pensar en él mientras lloro? Quizá las lágrimas necesitan
cara, son tan transparentes que necesitan alma, que necesitan una razón para
rodar.
(A
mí me gusta ponerles tu cara).
Yo
se que él también está sufriendo. Pero por alguna,
no por mí. Eso nunca pasará.
Que
sufra por otra, que sufra por ella, pero ¡que sufra! y que sus lágrimas tengan
su cara y que su llanto tenga su alma. No me importa por quién ¡pero que sufra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario