viernes, 12 de septiembre de 2014

Charlie García en Sui Generis lo dijo mejor

Para mi león desconocido, quien sea que seas y donde estes:

Canción para mi muerte

Hubo un tiempo que fue hermoso
y fui libre de verdad,
guardaba todos mis sueños
en castillos de cristal.
Poco a poco fui creciendo,
y mis fábulas de amor
se fueron desvaneciendo
como pompas de jabón.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.

Es larga la carretera
cuando uno mira atrás
vas cruzando las fronteras
sin darte cuenta quizás.
Tomate del pasamanos
porque antes de llegar
se aferraron mil ancianos
pero se fueron igual.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.

Quisiera saber tu nombre
tu lugar, tu dirección
si te han puesto teléfono,
también tu numeración.
Te suplico que me avises
si me vienes a buscar,
no es porque te tenga miedo,
sólo me quiero arreglar.

Te encontraré una mañana
dentro de mi habitación
y prepararás la cama
para dos.


domingo, 7 de septiembre de 2014

La pared

A ver,

Lo intento, pero siento que eres una pieza de un rompecabezas que a mí sola no me toca armar y tu no te prestas a jugar. Demasiado busco una química, una conversación casual y fluida, una interacción que no acabe abruptamente.

No busco entenderte, solo establecer puentes contigo. No me interesa lo guapo que eres, me interesa tu mente y la chispa que puedas tener. No sé si no la tienes y es el detalle que te falta, pero por el momento sé que no eres el que busco.

Yo no mendigo por amor y si no quieres jugar a ser el arquitecto y yo la ingeniera y crear puentes entre nosotros no insistiré.

viernes, 29 de agosto de 2014

El león que no fue

2003. Un domingo cualquiera cuando tenía casi quince años me senté frente a la televisión con una curiosidad: ver la entrevista al personaje de moda en mi país. Un guapo joven recién diputado de 28 años, lector, poeta, comediante, ex presentador infantil de televisión, escritor, columnista, redactor de discursos del presidente, filósofo y graduado de ciencias políticas y comunicaciones.

El programa tuvo un formato relajado, era la entrevista dominical en la que se indagaba por la vida personal de los personajes nacionales. Mientras pasaban los minutos me empezaba a gustar cada vez más ese peli castaño/rojizo que narraba cómo desde niño su familia se encargó de educarlo más allá de las enseñanzas de su colegio.

Contó perfectamente cuando la guerrilla mató a su abuelo. Los viajes a Europa con su abuela para instruirlo en el arte e historia del Viejo Continente. Cuando leyó a Marx de adolescente bajo sugerencia de sus papás, para que pudiera conocer con lo que había que luchar. Sus años como presentador de televisión infantil (me sentí identificada, bueno, eso quería, recién yo había terminado mis 4 años como locutora infantil), sus años universitarios, su pasión por la lectura y las letras. 

Cuando ingresó a la juventud del partido poco tiempo después del final de la guerra civil pero que, a decir verdad él era el único joven en su partido. Sus poemas y narraciones. Su pasión por los libros.

La curiosidad original daba paso a una fascinación mientras contaba los años de diferencia entre los dos, maldiciéndolos y lanzándolos al viento al ver cuán interesante era su mente. En una hora quise con todo mí ser conocerlo y platicar con él, sorprenderlo de alguna manera. Que me considerara una interesante mujer a su nivel, poder escucharlo para siempre. 

Me sentí insignificante ante su simpatía e inteligencia. Tenía 14 años, estaba en noveno grado y solo me había gustado un niño en mi vida. Lo deseé con toda la fuerza con la que una adolescente puede desear a un artista. Él no estaba en Hollywood, era de carne y hueso y era mi compatriota.

Con esa entrevista él se consagró –hasta el día de hoy- como primer lugar de muchos mis amores platónicos. 

Con ella me di cuenta lo poderosamente atractiva que es la mente de un hombre inteligente.

2005. El flamante diputado al año abandonó el poder legislativo y llevaba otro año como el ministro más joven del país. Yo seguía con mucho detenimiento sus columnas de opinión. La comezón de la política ya estaba en mí así que seguía la labor gubernamental con detenimiento y su ministerio me resultaba interesante. 

Así como los muchos rumores e historias que se decían de él, mi hermana mayor y mis primas mayores contaban sobre todas las mujeres que pertenecían a su club de novias. 

Resultó no ser perfecto, tenía casi tantas novias como días el año. Incluso había publicado una colección de poemas eróticos, cada uno de ellos dedicado a distintas mujeres. 

Un día caminando por un centro comercial lo vi en vivo. A lo lejos estaba hablando por celular y acariciándose su barba. Me detuve para observarlo y desear tener una excusa para hablarle, pero nada pasó. Viéndolo deseché mis valores y quise ser la receptora de uno de sus muchos poemas eróticos.

 2005-2011. El flamante ministro dejó de serlo. Abandonó su partido político. Se convirtió en el director de una de las principales cámaras empresariales del país. Dejó a un lado sus muchas novias y públicamente en una columna declaró su amor a su –entonces- novia. En el mismo espacio editorial contó cómo fue su paso del ateísmo que sostuvo 14 años al catolicismo. Se casó y tuvo una hija. 

Perdí el sueño imposible y me dediqué a leer sus columnas en las que defendía la libertad.

Octubre 2011. Un día, en mi organización creamos un pequeño curso para aprender un poco de ética, filosofía, historia nacional y economía. Él fue el maestro de la clase de ética. Muerta en nervios entré a su clase. Nos planteó pregunta tras pregunta sobre el comportamiento humano y su sentido para su vida. Escucharlo en vivo, a menos de un metro de mí era fascinante.

A un grupo de veinteañeros nos trataba de tú a tú y a cada pregunta que me sentía suficientemente segura de mi inteligencia se la respondía casi tartamudeando. Disfrute esas dos horas y salí de allí con la certeza de leer el libro que nos recomendó. Supe que su inteligencia era aún mayor a lo que demostraba en la televisión. Vi otra cara más académica de él y me enamoré más. 

Mi deseo de adolescente se sintió satisfecho al por fin conocerlo. El libro que nos recomendó –que habla de la libertad espiritual- pasó a ser uno de mis favoritos.

Julio 2013. Otro curso de la organización. Esta vez tenía un invitado especial, un perseguido político en su país de origen. Mi amor platónico --por ser el jefe de Francisco, uno de mis amigos y camarada en la lucha por la libertad-- supo que nos visitaba el activista político y se auto invitó a la cena con el exiliado. Me enteré el día anterior y las horas se me hicieron largas para poder verlo otra vez.  Me arreglé un poco más de lo usual, tanto por el activista como por mi amor platónico.

Durante la cena me senté en el punto medio entre Francisco y el activista. En mi lógica mi amor platónico iba a estar alrededor de ellos. Llegué temprano a la cena, él llego un poco tarde, pero se sentó donde sospechaba. El grupo era grande y sentado en una mesa larga, la conversación se partió en tres pedazos. Yo estaba en el grupo de mi amor platónico. Me iba a dar el gusto de conversar relajadamente con él.

La plática no decepcionó. Éramos él, Francisco, el activista, mi hermano y yo. Hablamos desde filosofía –ha leído por cultura a todo Nietzsche y le creo- la fe en Dios, por qué el cristianismo es la religión con la que más se identifica el humano, el agnosticismo y la vida católica, los caudillos en Latinoamérica, el activismo política, los libros y la libertad espiritual

Ese giro en la plática dio la oportunidad para que dejara de lado el terror que me embarga frente a los hombres que me gustan y me atreví a preguntarle si él me podía recomendar otro libro como el de la clase de ética. Que me acordaba mucho de esa charla y le agradecía por la recomendación, que ese libro no me decepcionó.

El activista estaba un tanto confundido sobre lo que hablábamos, así que pidió que le explicásemos de qué iba el libro. Volteé a ver a mi amor platónico como quien espera que hable, pero él me cedió la palabra y me pidió que yo explicase el punto central del libro. Lo hice. Lo hice bien. Al final de mi explicación hubo un pequeño silencio.

Mi amor platónico en sorpresa exclamo: "¡Tú tuvieras que hablar en público, hablas con una pasión que me convencerías de cualquier cosa que me dijeras!" 

Me reí un poco mientras no podía creer que yo pudiera sorprender en algo a mi amor platónico. Lo sentí como un triunfo nunca me pensé capaz de obtener y en ese momento me consideré la mujer más atractiva del planeta.

Francisco que me conoce demasiado, lee mi mente más veces de lo que yo quisiera interpreto mi risa de manera exacta y le advirtió a mí amor platónico: "¡No le diga eso a esta mi amiga que se me va a engreir por el halago!"

"¡No lo digo como exageración Francisco, ella habla de lo que cree con pasión y convicción, es exquisito ver eso!", remato mientras proseguía a exponer su idea sobre la libertad espiritual.

La plática prosiguió, se trasformó en antropología del matrimonio y el estado. El activista político le restaba mérito al matrimonio por considerarla una institución no tan importante como se le afama. 

En un súbito momento de inspiración explique que su concepción era errónea, que si analizaba la antropología solo hay dos celebraciones que sin excepción están presentes en todas las culturas humanas: los funerales y su costumbre de acompañar a los seres queridos en sus primeros momentos en la muerte -–por lo tanto la creencia de la vida después de la muerte también es universal--- y el matrimonio, como el paso final a la adultez y el reconocimiento en todas las sociedades a la unión de un hombre y una mujer para formar una nueva familia. 

Solo esas dos celebraciones son las celebradas universalmente y que se fijaba, eran las dos únicas por lo que se considera necesario que los familiares que viven lejos viajen para estar presentes.

Silencio. Mirada de sorpresa.

“Hoy sí Francisco, explícame ¡¿de dónde te la sacaste?!  Mira que se nota que ella es especial“ exclamó mi amor platónico.

¡Volví a reír nervioso, no podía creer que yo pudiera sorprender realmente a mi amor platónico ni que me viera como su igual en un debate!

“Mi amiga llegó por curiosidad a la organización, les pegue el ojo para mi comité y se quedó. Es excelente aporte” explicó Francisco con el tono paciente de quién sabe lo que sucedía en mi interior.

Mi amor platónico nos pregunta a mí hermano y a mí “¿Qué acaso se discutía política en la cena en su casa cuando eran niños?”. Reímos, “algo así, algo así” respondimos.

Mi amor platónico rio para sí mismo y se dirigió a mí, “me alegra que estés metida por acá, mira que es necesario más mujeres en estas discusiones” y luego prosiguió con su plática sobre el matrimonio y su relación al estado.

Tome un trago de mi Coca Cola que me supo a una gloriosa victoria obtenida sin siquiera buscarla. Quién diría que 10 años después aquella casi quinceañera iba a estar un jueves cualquiera cenando con su amor platónico y charlando de todo lo que siempre quiso platicar con él, intercambiando opiniones de filosofía y política.

Maldije de nuevo los años que nos separan y lo tarde que llegué a su vida. Terminamos nuestros tragos y en el camino a la puerta del restaurante se despidió de mí agradeciéndome por la energizante plática de la noche. Que un gusto platicar con tan interesante grupo. Después del casto beso de despedida me dirigió un “seguí así”. 

Sonreí, mi Brad Pitt personal me había piropeado varias veces. En ese momento no le podía pedir nada más a la vida.

Octubre 2013. Otro evento de la organización, él era el invitado ideal. Saluda a los demás –todos hombres- y al dirigirse a mí me dedico una sonrisa con una risa como quien se ríe al recordar un chiste que solo puede entender. 

Me alegró ser quien le provocará una risa retorcida. Lo lo escuchaba hablar con éxtasis. Admiraba a un hombre –que ya empieza a perder su belleza juvenil-- inteligente demostrando en palabras la pasión por sus ideas. Ver a un hombre dar ese tipo de exposición firme y con convicción es casi embriagante para mí. Me dediqué a disfrutarlo.

Al final de la plática me tocaba hacer una pregunta: "¿dime qué piensas, tú que eres escritor, qué es más la creación humana más sublime, la música o la literatura?" Risa de nuevo, “vos y tus excelentes preguntas filosóficas, a ver….” 

Coincidió conmigo que es la música, porque tiene la capacidad de conmover a todas las personas, en cambio las letras no son tan universales.  

“La música en sus altos y bajos expresa el sentimiento humano, más que las letras. Además que para que estas tengan sentido tienen que estar ordenadas de tal manera que formen buenas ideas y tienen que ser excelentes para que puedan tocar un alma, en cambio la música, aunque sea una tonada sin letra es capaz de transmitir dolor o alegría”.

Nos despedimos con una sonrisa y adiós a la distancia. Al ver su sonrisa yo recodaba su mejor frase hacía mí: “Hoy sí Francisco, explícame ¡¿de dónde te la sacaste?!  Mira que se nota que ella es especial“. Volví a saborear la victoria, la sigo sintiendo mientras escribo esto.

Enero 2014. Mi amor platónico –otra vez- acompañó a la organización en un foro que organizamos. Casi no hablamos, pero intercambiamos correos –que he desaprovechado el tiempo y casi no le he escrito- y me recomendó un libro para ilustrarme más sobre el que yo misma quisiera escribir. 

Otra sonrisa, otra risa torcida.

Agosto 2014. Sigo buscando a mi león desconocido, si yo fuese un poco mayor –o él menor-- él fuese buen candidato para llenar el puesto. No lo fue. Lástima. Sé que por allí anda el barbudo inteligente que será con el que pueda disfrutar no solo sonrisas retorcidas y buenas pláticas, sino que también sea con el que -por fin- darle rienda a mi caudal de pasión que siento cuando alguien me gusta.

sábado, 9 de agosto de 2014

Se busca mentor

No me mal interpreten por la entrada y hasta yo misma reconozco que tal vez en cinco años la lea de regreso y piense que esta llena de bobadas, pero aquí va.

Extraño a mis papás, ambos están vivos, no es eso, pero extraño a mis papás, esos a los que de niña acudía para saber qué libros leer, esos que a los 10 años me pusieron en mis manos mi primer libro de García Márquez con la excusa que nunca se es temprano para empezar a saber de política y tener criterio. (Era Noticia de un Secuestro). Extraño a mis papás que las cenas se comentaba la columna del día y política. Extraño el hecho de acudir a ellos para poder instruirme más.

Por momentos me da la impresión que sin darme cuenta llegué a un punto donde me gusta más la política que a ellos y eso les dió miedo, que entrara a un mundo en el que (frase literal) "queriamos que tuvieras un criterio, pero no que te metieras en él". Calma queridos padres, que no soy fanática de los partidos políticos, soy más del tipo de tanques de pensamiento Y limitar el poder de los partidos y el gobierno. "Es lo mismo hija, distinto fin, pero política al fin y al cabo". Sí, lo es, y qué. "No era lo deseado". Entonces, en cierta manera, se volvió un tabu y desde allí son "las cosas que andas haciendo".

Después de eso me callé, no literalmente, pero deje de ser comunicativa, porque me cuesta intimar con quien no responde con genuino interes a lo que hago. Puede que no lo comparta, pero se alegra de verme alegre. Pero las cosas no dichas, los prejuicios y los "no era eso lo que pensaba que iba a pasar" entre mis papás y yo pesan demasiado como para que me abra y cuente del todo lo que me apasiona. "Sos una ráfaga que pasa en la casa, pero nunca sabemos en qué andas pensando". Otra frase de mis papás. Ante todo, quisiera poder compartirlo, lo he intentado, pero cuando cuento del tema del ensayo la respuesta es un "eehhh sí, si tu decis, pero no sé que más responderte".

Quisiera que mis papás siguieran siendo mi guía en el mundo profesional -e intento de escritora- que quiero ser, quisiera, extraño esa seguridad. Ya no está allí. La recomendación de libros la hago yo, la explicación política en la mesa la damos mi hermano y yo.

Quisiera decirles qué me sigan enseñando el camino de letras e investigación político/económica que deseo, pero ellos no lo han recorrido, quiero encontrar un mentor a quién irle a contar mis dilemas literarios, quién leer, qué técnica literaria es más adecuada, quién ha escrito de los temas que deseo escribir. Quisiera que esos mentores fueran mis papás.

pd: sí tengo amigos que tenemos las mismas inquietudes, a ellos gracias -anónimas- por estar allí y compartir nuestros dilemas literarios.

jueves, 7 de agosto de 2014

No sé que decirte

Ya sé todo de tu vida y sin embargo no conozco ni un detalle de ti

Te mereces una entrada, la mereces, pero no sé qué decirte. Sos real, pero intangible. Como diría la canción, ya se todo de tu vida, pero conozco ni un detalle de ti. Me gusta la idea que tengo de ti, pero (aún) no me gustas tú.

lunes, 28 de julio de 2014

Truculencia perdida, el regreso

And did you exchange A walk on part in the war For a lead role in a cage?

No, para nada quisieras que estuvieras aquí, pero me interrumpió una estrofa de la canción mientras estudiaba y me acordé de ti. Es más, siento que es un insulto a Pink Floyd que siquiera tres líneas te las dedique, ese grupo debe de ser dedicado a grandes hazañas y hombres con carácter. 

Después de escribir "Truculencia Perdida" pensé que ya nunca más te hablaría, menos nos volveriamos a ver, pero allí estabamos, como una prueba más que a la vida le gusta reirse de las caras de sorpresa de los humanos al ver como ella gira sin (aparente) sentido.

El caso es que en mi búsqueda de la libertad decidí vender mi negocio. Entre más rápido mejor. Me acordé de ti y tu negocio. Te escribi un mensaje por Facebook. Contestaste inmediatamente. Para evitar confusiones inmediatamente expliqué mis razones. Te dio curiosidad y me pediste una explicación más detallada de mis porque. Mientras te la escribía me interrumpiste para decirme: "No, pará, quiero escucharte en vivo. Extraño verte hablar con emoción, me gusta eso de ti". Suspire, así que vuelves a decirme las cosas que te gustan de mí por internet, a ver si esta vez también lo haces en vivo.

Llegamos puntuales al almuerzo de negocios. Mientras te veía intentaba buscar sentimientos del pasado. No encontré, supongo que murieron y su fuerza se hizo polvo. Mientras te observaba miraba cómo el tiempo no te ha hecho favores, estabas más calvo y mucho más gordo. Bien sabes que nunca me he guiado por las aparicencias físicas, pero tu lenguaje corporal denotaba un paso más inclemente del tiempo, tu espíritu sigue decaido.

Mientras contabas tus dificultades en tu negocio empece a ver que estos años separados no te han traído prosperidad económica, pero veías la transferencia del negocio como una gran oportunidad. Perfecto, ambos ganabamos.

Hablamos mucho ese día, noté que ya me es más fácil entenderte, leerte entre líneas, no provocaste ningún sentimiento. Vi de manera más evidente tus características que hace 4 años me llevaron a alejarme de ti. La experiencia me hizo felicitar a mi yo de 22 años.

Ese mismo día me escribiste en la noche un mensaje contándome cómo te iba en el trabajo. Lo ignoré por dos horas. Te escribí algo diplomático como para no dejar de contestar, pero con la intención de no alargar la conversación.

Nos volvimos a comunicar un par de días después, te propuse vernos en un café de un centro comercial. Otra vez volvió a salir el pasado, criticaste sin que viniera al caso, el lugar que había escogido, acusándome de "haber cambiado estos años", porque "antes no hubieras escogido ese lugar", te respondi con risas y preguntándote "qué, no te sentirás cómodo allí, acaso te parece muy fresa". Me respondiste que sí, que no te gustaba el lugar "por muy piqui y ya iba yo de fina". Volviste a mencionar mi "cambio". Con seriedad te dije "no he cambiado, tú nunca fuiste tan observador, nunca me pudiste leer bien, pero, crees que podes ir allí sin problemas"

Viendo la pantalla del teléfono vi exactamente qué era lo que hizo que por años yo intentara ser otra persona, tu pasividad agresividad ante detalles sin importancia de mi personalidad pero que en ellos tu veías amenazada alguna de tus inseguridades. Gustos sencillos como el anterior, ir a tomar un café colombiano, podían provocar comentarios pasivo-agresivo de tu parte y eran los que yo busqué evitar por años con el fin de agradarte. Hasta que tocaste uno que forma parte de mi columna vertebral y de allí en adelante se me cayó la venda de los ojos.

En esa reunión no llegaste solo, llegaste con tu mamá. La cual en el lapso de hora y media te tiró indirectas sobre la necesidad de que te independices, te comparó conmigo y a mí me felicito por buscar seguir mi propio camino. Me dio pena ajena.

Para no aburrirte con la historia que ya sabes, al volverte a ver respiré aliviada. Me alegre por el momento de bendición en el que decidí que no eras el indicado para mi.

Mucho ha llovido desde el 2010. He podido madurar y conocer muchos hombres interesantes. Pero quizá  los hombres que más han moldeado mis gustos son esos con que demuestran pasión por vivir y por sus ideas. No hay nada más sexy (intelectualmente hablando) que ver hablar a un hombre que mezcla su masculina cabeza fría con la pasión que una convicción puede dar. Creo que hasta me he enamorado un poco de cada uno de los que convivo en el día a día, esos con los que una vez a la semana me reuno. Me gusta verlos, cada uno de ellos con su personalidad mezclan análisis frío y sin sentimentalismos con la actitud de quien sabe que la vida es para disfrutarla mientras agarran el toro por los cuernos.

En fin, años después comprendo bien la lección: contigo aprendí a reconocer quien intenta aplacar las alas de una mujer mediante pequeños comentarios poco a poco. Lo hicisite por un rato. Sali más fuerte de la experiencia. 


martes, 22 de julio de 2014

Torbellino, mi viejo amigo, tiempos de no verte

Casi dos meses después, en los cuales hubo un Mundial de por medio, me levanto a las 4:40am de lunes a viernes, conseguí trabajo nuevo por el que me pagan por escribir, fui a reportar un evento como si de verdad fuera periodista, también sigo con el trabajo de siempre, volví a ver a mi ex, estoy intentando vender un negocio que inicié a los 19, terminé de dos materias más de la maestría, planeamos y se llevó a cabo un curso en el tanque de pensamiento. Un avión fue derribado y todo parece indicar que la Segunda Guerría Fría empezará.

A pesar de todo eso,  te vi ayer y con tu 1.92 y tu sonrisa entraste como ventarron de lluvia, un terremoto destruyó mi paz y no tengo más deseo que celebrar lo fortuito de tu existencia y la suerte de conocerte. Quisiera poder decirte de mil maneras lo atractivo que eres y cómo tu fresca personalidad me atrapa y hace que crea en el bien en esta tierra.

Quisiera tirar al aire las excusas que mi mente inventa y por una vez tener el valor de expresar sin temor a las consecuencias, el torbellino de sentimientos que oculto detras de mis ojos inquietos. 
Como dice Shakira: 

Por que este amor ya no entiende de consejos, ni razones se alimenta de pretextos y le faltan pantalones  este amor no me permite estar en pie por que ya hasta me ha quebrado los talones aunque me levante volveré a caer si te acercas nada es útil para esta inútil Bruta, ciega, sordomuda 

Y el descubrimiento de ayer en la noche:

Que me gaste yo la vida, devorando cada pensamiento tuyo cada paso,que se borren tus lunares y aparezcan en reemplazo Dibujados en tu cuerpo cada beso, cada abrazo. 
Y ahora estás aquí yo de nuevo soy feliz pude entender que eras para mí.  Déjame quererte tanto que te seques con mi llanto que se nuble cada cielo y que llueva hasta hacer charcos. 
Déjame besarte tanto hasta que quedes sin aliento y abrazarte con tal fuerza que parta hasta los Huesos.  Y ahora que estás aquí yo de nuevo soy feliz pude entender que eras para mí. 
Quiero excederme, perseguirte, pretenderte, quiero amarte noche y día, quiero gastarme la vida Quiero amarrarte a mis sesenta de cintura llevarte como a tatuaje quiero perder la cordura. 
Mejor saco esto de mi mente y escribo la nota de 1000 palabras y el post de 700 por los que sí me pagan por escribir y no quiero ni imaginar qué me dirían mis editores si no los entrego para mañana. Bello sonriente, me has robado la paz, vete de mi mente que necesito trabajar y escribir un ensayo para la maestría.

Chao guapo, te seguiré viendo en mi mente