miércoles, 28 de mayo de 2014

Los celos

Mientras escucho un poco de Lou Reed y Metallica pongo mis límites a esta locura: descubriendo mi paz mental, conociendo dónde es el punto en el que doy mi brazo a torcer en mi mente y decir ¡basta!
Muy bonito, entretenido, risible y hasta musical esto de los amores platónicos. Da para buenas historias de ficción, inspira personajes y material para varias historias de sobre mesa. Dejando el chiste de lado, uno conoce sus límites, saliendo de la zona de confort se aprende en base al ensayo y error la necesidad de una sonrisa por acá, una por allá buscando conocer los detalles detrás de la máscara del sujeto en cuestión.

Todo lo nuevo y positivo bienvenido, pero las alertas suenan cuando lo desconocido pero negativo sale a la luz, en mi caso particular los celos. En la entrada anterior conté sobre una chava que le pareció guapa a mi sujeto en cuestión. Hoy volvíamos a estar los tres en el mismo sitio y tuve mi primer ataque de celos. Quería ser yo la que le provocara la admiración y lo más importante, ¡saberlo! Esa emoción visceral que gritaba con fuerza en mi interior salió a bailar por primera vez en mí.

Las alarmas sonaron, como en la película cuando los buenos se han robado el uranio que evitará la construcción de una bomba nuclear.  Dentro de mi mente una escena de Juegos de Guerra empezó: la razón contra el nuevo y ruidoso sentimiento.

Un par de horas después la guerra terminó y aprendí que el límite empieza donde dejo de estar en paz, en donde mi mente abandona las ilusiones por deseos concretos que no dependen de mí.  Donde dejo de imaginar lo que quisiera cambiándolos por escenarios negativos y peor, convertirme en esclava de algo que nunca podré controlar. La loca de la casa es la que hay que tener bajo cuidado y sea como sea, la loca de la casa no ganará ni esta, ni otra lucha que implique ser esclava de mis miedos.


Si, probablemente no termine con él. Lo más seguro, pero ese miedo a que no pase lo que quiero no será el dueño de mi paz. Los celos son la antesala al infierno. Mis miedos son mi infierno en la tierra. No, yo no seré esclava de ellos. La línea la dibujo acá, donde la ilusión bromas y risas se transforma en miedos. Esa línea la cruce por varias horas, ya no, ya regrese a mi libertad.

domingo, 18 de mayo de 2014

Vete de mi mente

Vete de mi mente por favor, ya no te quiero más allí. No sabes los destrozos que me provocas, te detesto. Haz hecho que pierda mi control. Yo solo tengo dos formatos: tranquilidad o desenfreno. Los puntos medios me molestan, no estoy hecha para ellos. Son sosos, sin sentido y mediocres. No puedo estar cerca de ti y no desear tocarte. Aquí me tienes en un punto medio por ti, así que por favor, vete de mi mente.

Te veo y no sé cómo actuar. Esto me roba la paz. Detrás de la sonrisa y los ojitos maquillados se esconde un torbellino de sentimientos que quiere salir y cambiarte tu vida 180 grados. Claro que estuviera dispuesta a hacerlo.

Me pones nerviosa. Me pones sonriente. Eres el primer hombre por el cual deliberadamente busco una y otra vez cuál es la ropa que mejor me favorece. Quisiera saber cómo te agrado más, quisiera complacerte. Quisiera poder decirte una y mil veces lo mucho que me gustas, que eres imposiblemente guapo y el dueño de una sonrisa que me cautiva, con unos ojos sinceros y agradables. Hablas con una pasión que me deja sin aliento. Quiero coquetearte de una manera descarada.

Una noche de estas fue la mejor y peor de mi vida. Estuvimos en una de esas reunioncitas que nos unen. Pizza, cervezas y plática. Intentaba acercarme a ti lo más posible hasta que por fin lo conseguí. Cabelloroso como siempre me acercaste una silla y luego te sentaste junto a mí. Todo iba según mi plan hasta que me comentas en voz alta que la señorita que pasaba al lado estaba guapa. El baldazo de agua fría aún no termina de caer sobre mí. De un comentario a otro terminé diciéndote que yo te veía menor a tu edad. Con una amplia sonrisa me lo agradeciste mientras tu mano tocaba por primera vez mi rodilla. Me sentí electrocutada. Me gustó como se sentían tus manos sobre mí aunque fuera por un segundo. Fue la primera vez que me tocabas espontáneamente y grabe ese recuerdo para toda mi vida. Seguimos bromeando de una y otra cosa. Varias veces aprovechaste para tocarme la rodilla, pasar tus manos por mi espalda intentando calmarme después mientras yo enrollaba mis ojos cuando alguien usaba en vano la palabra libertad. Dos veces mientras me sonreías en broma me empujabas a un lado. Intercambiamos un par de sonrisas cómplices mientras platicábamos. Te metiste en mi espacio personal como quien lo ha hecho toda la vida y se sintió natural. Me hicieron ver que has sido el primero de ese grupo de hombres con los que me reúno a complotar por la libertad que lo hace. Nota que con varios de ellos nos tenemos mucha confianza. Tambien eres el primero que quiero que siempre lo haga.

Quisiera saber de dónde tuviste la confianza de tocarme. No me quejo. Hazlo las veces que quieras en la magnitud que quieras, yo totalmente dispuesta.  Por favor si no lo harás, si no piensas en mí mientras yo me desvelo escribiéndote. Si solo serás un amor platónico más, por favor te pido que salgas de mi mente.

Vete de mi mente. Yo no soy buena para embotellar mis sentimientos, los quiero dejar salir, los quiero expresar, ¡te los quiero expresar! No sé si te has dado cuenta lo atractivo que eres, pero quisiera decírtelo una y otra vez todos los días. Lo haría sinceramente y de la manera que más te guste. Te aseguro que tengo mil historias que contarte, mil historias que escribirte, mil historias que escucharte y mil historias que vivir juntos. 

Te aseguro que nunca has estado con una mujer como yo: sincera, sin medias tintas y con mucha pasión. Dale, hazlo, agarra mi mano, no te arrepentirás. Pero si decides no hacerlo, por favor sal de mi mente para que otro pueda entrar y con él poder destapar el torbellino embotellado que soy.

Como te comenté antes, con los años he aprendido que gustarle a alguien no me hace peor ni mejor persona, como tampoco no gustarle no me hace peor o mejor persona.  Si no soy correspondida –como sospecho que será- eso no me dolera. Cuando te vayas de mi mente serás un sonriente y feliz recuerdo. 

Pd: Te has ganado dos versos de la sabiduría de la Alanis y Head Over Feet:


You've already won me over in spite of me
And don't be surprised if I love you for all that you are